Hace 6 años, Ángel trabajaba en la extracción de petróleo. Hoy es un experto en tecnologías limpias y energías renovables.
Como muchos miembros de nuestro equipo, Ángel creció en el campo, en el ejido de su padre en Españita, Tlaxcala. Sus padres, ambos sobrevivientes de COVID-19, le inculcaron desde una edad temprana el amor por el campo y la ecología. Su madre trabajaba como educadora, dando talleres de herbolaria, cuidado del medio ambiente y agricultura de traspatio. Su padre, por otro lado, se dedicaba al cultivo de maguey y producción de pulque. Ángel recuerda una infancia raspando el maguey y acompañando a su padre a llevar las castañas de pulque al tren con la ayuda de caballos y burros. Ahora los tiempos han cambiado, y las grandes cantidades de pulque que el tren transportaba a la Ciudad de México han disminuido considerablemente: “Ahora en las ciudades hay muchos mitos del pulque porque las cerveceras han desplazado su producción”, nos dice Ángel. Su padre continúa con la producción de pulque, ahora en menores cantidades, y lo complementa con la preparación y venta de barbacoa de conejo en penca de maguey.
Ángel estudió Ingeniería Industrial, una carrera que lo llevó a trabajar en las plataformas marinas de extracción de petróleo de Campeche. Estando ahí, Ángel comenzó a detectar la dura verdad de los combustibles fósiles: los derrames, la contaminación, la insostenibilidad de una fuente de energía que se esconde kilómetros debajo del suelo marino. Amante fiel del medio ambiente, Ángel decidió apostar por el cambio y entró a trabajar como técnico de Sistema.bio. Ahora es parte de nuestro equipo de Investigación y Desarrollo, y se dedica a encontrar nuevas aplicaciones para el biogás.
El amor de esta familia por la agricultura y el cuidado del medio ambiente los ha llevado a trabajar con la Red Mexicana de Tianguis y Mercados Orgánicos, un espacio que le ha permitido a Ángel aprender sobre agricultura orgánica, tecnologías limpias y bioconstrucción. Por los últimos 6 años, Ángel se ha dedicado a aplicar todo lo aprendido en la construcción de su propia casa: “llevo muchos años aprendiendo sobre diferentes tecnologías limpias, pero nunca las he visto todas juntas. Entonces, me pregunté cómo podrían combinarse para funcionar de manera armoniosa”.
La casa de Ángel, que también podría llamarse su laboratorio de tecnologías limpias, tiene paneles solares y un sistema de recolección de agua de lluvia. Más allá de eso, cuenta con un biofiltro de varias etapas con el que recicla las aguas grises de los lavaderos y lavamanos, además de un baño seco que le permite utilizar de manera eficiente el agua que recolecta. Más que un ávido estudiante, Ángel es un inventor de corazón, adaptando y modificando todo lo que aprende en la creación de una casa completamente sostenible. Ahora está trabajando en la perfección de unas bici-máquinas con el plan de, en un futuro, pedalear para hacer funcionar todos los electrodomésticos de su casa.
Todas estas maravillosas aplicaciones se complementan, claro, con un invernadero, en el que Ángel produce sus alimentos. “Quiero producir en esta casa todo lo que consuma, desde la electricidad hasta el agua”, nos dice.
Ángel llegó a Sistema.bio como técnico, y en pocos meses comenzó a proponer ideas para mejorar nuestros sistemas y sus aplicaciones. Su experiencia y creatividad han sido esenciales para el perfeccionamiento de nuestros productos, y ha participado en avances importantes como la creación de nuestra nueva estufa y nuestro boiler. “Lo que más me gusta es adaptar distintas tecnologías para usar en casa. Me da mucha satisfacción ver que la tecnología limpia sí funciona, y que representa un gran cambio para nuestras y nuestros usuarios”.
Para él, el valor de Sistema.bio no recae únicamente en nuestra tecnología, sino en el trabajo directo con las y los pequeños productores. Porque es a través de ellos que logramos tener un impacto en la conciencia ambiental de las comunidades del campo. No hay mejor testigo de que las tecnologías limpias pueden cambiar el futuro de la agricultura que cada uno y cada una de las usuarias de Sistema.bio.
La vida y el trabajo de Ángel son un claro ejemplo de que de nosotros depende el cambio. Todos y cada uno tenemos un papel que jugar en el futuro del mundo, y ahora es más necesario que nunca modificar nuestras prácticas, repensar nuestros consumos. Preguntarnos si queremos dedicar nuestra vida a la destrucción de la Tierra, o si queremos en su lugar unir fuerzas para cuidarla. Para Ángel, la diferencia entre esas dos opciones está en las tecnologías limpias: “quiero que la gente se dé cuenta de que el uso de las diferentes ecotecnias es la forma más adecuada de vivir, porque el petróleo no es para siempre. Yo lo sé, yo lo vi”.
Texto por Elena Coll | Arte por Brianda Suárez | Editado por Montserrat Cortez y Xunaxi Cruz