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Durante el 2015, según datos de la FAO, hubo 224 millones de migrantes internacionales, una de las causas más fuertes de estos movimientos es que las personas que viven en zonas rurales, la mayoría de ellos agricultores, deciden mudarse a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida. Del año 2000 al 2015 el número de personas que cambiaron su lugar de residencia a las ciudades aumentó un 40%.

Más del 75% de las personas en situación de pobreza alrededor del mundo viven en zonas rurales y dependen de la producción agrícola de subsistencia, sin embargo el cambio climático ha afectado gravemente la forma en que los agricultores producen los alimentos para la familia y las familias locales.

Un tercio de la población que migra tienen entre 15 y 34 años, lo que significa que poco a poco el campo se irá quedando sin agricultores, sin gente que produzca alimentos para una población que se mantiene en constante crecimiento y aquellos que deciden quedarse deben lidiar con el cambio climático, las sequías y la infertilidad del suelo.

¿Cómo mejorar la situación de los agricultores en el campo?

A pesar de que los números de migrantes agricultores siguen en aumento, se estima que para el año 2050 la mitad de la población de los países en desarrollo todavía vivirá en zonas rurales y aumentar la productividad de los agricultores es un punto clave para promover que más jóvenes se interesen en mantener sus granjas familiares.

En el día mundial del campo es importante hacer conciencia de la forma en que un desarrollo sustentable en el sector puede aumentar la productividad de las granjas para mejorar los ingresos de las familias.

Don José es un ejemplo de cómo puede mejorar esta situación. Él vive en Tlaxcala y tiene una fábrica de quesos. Es un negocio familiar que decidió iniciar hace ya más de 20 años.

“ Yo nací aquí en Tlaxcala, pero viví en la Ciudad de México en los 70’s. Mi hermano y yo éramos albañiles, me fui del pueblo porque no había mucho dinero y como yo no tenía estudios, pues nos pusimos a trabajar en la construcción”.

Don José trabajó varios años en la ciudad y ahorró lo suficiente para poder comprar el terreno en donde ahora está su casa y fábrica de quesos, cerca de Calpulalpan, Tlaxcala.

“ Yo al final me regresé, extrañaba mis vacas y mi familia. Y pues inicié mi establo, mi esposa era la que sabía cómo hacer los quesos y ahora somos una empresa familiar”.

Los cinco hijos de don José y sus nietos trabajan el negocio. Una de sus hijas es la encargada de los establos, las otras están al frente de la producción. Don José, sus nietos e hijos se encargan de la distribución de sus quesos en Puebla y Tlaxcala, incluso tienen clientes que viajan desde la Ciudad de México.

Estos modelos hacen posible a los productores aumentar sus ganancias para reinvertir en sus granjas, en tecnología que les permita mejorar su productividad de forma sostenible, en sus familias y mejorar sus vidas. Para poder lograrlo implica responsabilidad también por parte de los consumidores y preguntarnos si sabemos de dónde viene lo que ponemos en nuestra mesa todos los días.

Desde el 2012, la familia de Don José ocupa biogás para la quesería y para cocinar, pues aunque en la casa sólo viven él y su esposa, comen más de 12 personas, incluyendo sus hijos, nietos y hasta bisnietos.”El biodigestor nos ayuda mucho en la economía, pues nos ahorramos el gas que cada vez está más caro y lo del fertilizante. Cargamos el biol en un camión y lo usamos en el campo para hacer crecer el forraje de las vacas, es una gran ayuda para ya no comprar fertilizante.

El dinero que ha ahorrado ahora lo invierte en la compra de animales y en el bienestar de su familia. El ejemplo de José demuestra la importancia de la tecnología  y el financiamiento para el desarrollo sostenible en el sector rural que permita a los agricultores y sus familias hacer inversiones importantes para salir adelante. Con un pequeño margen de utilidad y mejor eficiencia en los procesos, ellos son capaces de hacer inversiones en las granjas que les permite crecer.

Aunque es un trabajo pesado, Don José está muy orgulloso de su negocio y de que ha dejado un patrimonio para su familia. “ Es a base de esfuerzo y disciplina”  – Nos dice al momento de que orgullosamente cuando levanta uno de sus quesos en su fábrica, “y porque nuestros quesos son naturales, nada de conservadores y 100% de leche de vaca, por eso nos buscan y nos compran”.

Ahora en el Pueblo de Don José hay más de 500 familias que tienen un Sistema Biobolsa, haciendo una comunidad más sana, sustentable y justa, replicando los mismos beneficios que ha vivido José para mejorar la vida de los agricultores de la región y para que las próximas generaciones de productores puedan vivir cerca de sus familias.

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