Veronica trabajó como maestra la mayor parte de su vida. Desde hace dos años, trabaja como técnica en Sistema.bio, un trabajo que le ha permitido explorar su pasión por la justicia, la sostenibilidad y la comunidad. Hoy es una activista medioambiental, y su impacto va mucho más allá de la instalación de biodigestores.
Creció en la granja de sus padres en Kericho y se convirtió en maestra de primaria en 2005. Cuando Sistema.bio llegó a Kericho para iniciar un proyecto, quedó impresionada con el nivel de impacto de nuestros biodigestores, tanto para el medio ambiente como para la vida de las personas. Se unió a nuestro equipo en 2018 y desde entonces no ha mirado atrás.
Ahora tiene su propia granja, misma que atiende con la ayuda de su hijo y sus dos hijas. Su hija mayor quiere ser ingeniera; la menor, doctora. Su hijo, por otro lado, desea trabajar con Veronica y cambiar el mundo, un biodigestor a la vez. Cuando no está trabajando o atendiendo la granja cabildea en su comunidad, abogando por la reforestación local y las prácticas sostenibles. “Ahora soy una activista ambiental, cosa que antes no era. He plantado un buen número de árboles en mi zona y convencido a mis vecinos de hacer lo mismo. Realmente ha cambiado la vida y la forma de pensar de la gente“, nos dice.
En los últimos dos años Veronica ha reunido innumerables recuerdos, pero sus favoritos son aquellos que involucran a los clientes. Uno que recordará para siempre es su viaje a Sudán del Sur, donde tuvo la oportunidad no sólo de conocer una nueva cultura, sino también de desafiar sus nociones de lo que puede o no hacer una mujer. “Fue una misión épica. La cultura y las normas de allí son muy diferentes a las nuestras, y ver a una mujer hacer el trabajo duro fue para ellos algo bastante fuera de lo común. Para mí fue realmente impresionante“, nos dice.
Durante mucho tiempo hemos observado de cerca el papel de la mujer en la agricultura, una tarea que no deja de sorprendernos y de transformar nuestra visión no sólo de la igualdad de género, sino también de la relevancia del trabajo y la aportación de la mujer en las sociedades, tanto urbanas como rurales. Nuestras agentes de ventas y técnicas han sido fundamentales en el cambio de nuestra mentalidad, dándonos importante retroalimentación a partir de sus tareas diarias y su interacción con las familias de productores y productoras con las que trabajamos.
En realidad, cada miembro del equipo de Sistema.bio tiene una amplia gama de tareas y responsabilidades. Las y los agentes de ventas venden biodigestores, sí, pero también educan a los productores en tecnologías limpias y economías circulares. Las y los técnicos, por otro lado, no sólo se encargan de instalar nuestros sistemas sino también de capacitar a los usuarios en el uso y mantenimiento de los biodigestores. Y es precisamente ahí donde encontramos uno de los muchos aspectos en los que Veronica aporta un valor agregado: su larga experiencia como maestra le permite conectar con sus clientes y explicarles a fondo cómo funcionan los biodigestores. Es debido a esas interacciones que Veronica hace lo que hace: “Después de completar un trabajo, la impresión que recibo de los clientes, realmente me toca el corazón. Es eso lo que me da la fuerza para trabajar aún más duro“.
Para Veronica, así como para el resto del equipo de Sistema.bio, el trabajo directo con las y los productores es la parte más importante de lo que hacemos. Porque nuestro objetivo va mucho más allá de proporcionarles energía renovable: queremos que cada productor y productora sepa cuánto les necesitamos, cuánto valoramos su trabajo y cuánto impacto pueden tener al cambiarse a prácticas orgánicas y sostenibles.
La agricultura siempre ha formado parte de la vida de Veronica, lo que le permite comprender las necesidades de las y los productores, así como el impacto que la agricultura tradicional tiene en el medio ambiente. Por eso, cuando oyó hablar por primera vez de Sistema.bio, vio inmediatamente el núcleo de nuestro trabajo: la sostenibilidad. Para ella, los biodigestores proporcionan a los agricultores mucho más que energía renovable: les permiten mejorar sus economías reduciendo los costos y aumentando la productividad de sus cosechas, al tiempo que les proporcionan una herramienta para regenerar sus suelos y enriquecer la salud de sus familias. Los biodigestores son vehículos de cambio que permiten a cada productor y productora reinventar la forma en que se relacionan con sus granjas, sus animales y su medio ambiente. Les brindan nuevas oportunidades para vivir en armonía: “Las prácticas sostenibles mejoran la calidad de las vidas humanas y nos permiten vivir en armonía ambiental, social y económica“, nos dice Veronica.
A través de su trabajo y su activismo local, Veronica desea contribuir a la construcción de un mundo libre de residuos, en el que todos los recursos sean reciclados y reutilizados. Hace dos años comenzó un nuevo capítulo de su vida, mismo que le ha mostrado los muchos aspectos del cuidado del medio ambiente. Y es un capítulo que espera que continúe durante mucho tiempo, quizás el resto de su vida: “En el futuro quiero seguir trabajando como activista medioambiental. Quiero ver los frutos de mi trabajo“.
Por ahora, Veronica seguirá trabajando con las y los productores, así como con sus vecinos, amigos y familiares, hacia un mundo sostenible. Seguirá compartiendo sus conocimientos, animando a la gente a plantar árboles y a reciclar. Seguirá invitando a más gente a unirse al movimiento, a crear su propio valor a partir de los desechos.
Texto por Elena Coll | Arte por Brianda Suárez | Editado por Montserrat Cortez y Xunaxi Cruz