La gestión de residuos es uno de los mayores problemas en el mundo moderno. Esto se aplica igualmente a grandes ciudades y pueblos pequeños, a toda fábrica y granja. En la búsqueda contemporánea de minimizar la huella ecológica de la producción en masa, cada vez más gobiernos apuestan por la tecnología limpia en sus programas. Tal es el caso del gobierno canadiense, que en 2017 prometió un total de CAN $20 millones para ayudar a los agricultores a reducir su impacto ambiental. El incentivo provino del Departamento de Pesca y Océanos, y va dirigido a negocios de pesca y acuicultura, una industria que en dicho año exportó más de cinco mil millones de dólares en productos.
De los $9.3 millones ya comprometidos, la subvención más grande hasta ahora ($101,817 CAN) se ha asignado a la Asociación Limitada de Acuicultura Sth’oqui de Sumas First Nation para su granja de tilapia de 100 toneladas métricas en Chilliwack, Columbia Británica. El dinero de la subvención se destinó a la instalación del Sistema120, un biodigestor anaeróbico que convierte los desechos de pescado en biogás, biofertilizante y agua.
La piscicultura produce 2 tipos principales de desechos: peces muertos y un lodo orgánico que proviene del proceso de espesamiento del tratamiento de aguas residuales. Esos 2 tipos de desechos se combinarán para alimentar al biodigestor y producir biogás. El biogás reducirá el consumo de energía para el calentamiento del agua, una parte fundamental en la producción de tilapia. Antes del biodigestor, la granja utilizaba gas natural y leña para calentar el agua y una laguna de asentamiento para manejar sus desechos.
Las lagunas de asentamiento o estanques decadentes son estructuras, generalmente de hormigón, en las que el agua permanece quieta el tiempo suficiente para que los sedimentos se hundan hasta el fondo, separando así los desechos del agua. Si bien es simple y ampliamente utilizado en la piscicultura, esta técnica no es la solución más sostenible ya que el crecimiento de la granja depende de la capacidad de la laguna, mientras que el biodigestor elimina la necesidad de tal laguna en su totalidad.
Para la instalación de los reactores anaeróbicos no pudimos construir ni excavar zanjas, por lo que se ocupó una instalación sobre el suelo utilizando una estructura de geomembrana, y nuestro aliado diseñó un sistema de mezcla mediante inyección de biogás en los reactores. La unidad de digestión se instaló debajo de un invernadero en un área donde la temperatura es inferior a 10ºC seis meses al año. Maxence Affre, nuestro Director Técnico Global, estuvo a cargo del proyecto, incluida la instalación completa del Sistema 120, que se terminó en tan solo un día y medio.
Este digestor no podría haber sido diseñado o instalado sin la ayuda y el apoyo de nuestros aliados en Aquacare y Econopex. También fue una gran oportunidad para Sistema.bio ya que nos permitió estudiar y evaluar la viabilidad de producir energía a partir de un nuevo medio, siendo nuestra primera vez trabajando en piscicultura.