En el África rural, la cocina es algo más que un lugar donde preparar la comida: es el corazón de la vida cotidiana de muchas familias. Sin embargo, para millones de mujeres, cocinar supone una carga que afecta a su salud, consume su tiempo y limita sus oportunidades. La leña y otros combustibles tradicionales siguen siendo muy utilizados, pero tienen un alto costo: daños para su salud, incontables horas dedicadas a recoger combustible y limitaciones de su potencial.
En Sistema.bio trabajamos cada día con estas mujeres, proporcionándoles soluciones limpias para cocinar que transforman sus vidas. He sido testigo de cómo el acceso a la energía limpia puede cambiar una comunidad y, lo que es más importante, cómo puede transformar la vida de las mujeres y niñas africanas.
En África, casi el 70% de los hogares siguen dependiendo de combustibles fósiles como la leña y el carbón para cocinar. Las mujeres cargan con la mayor parte de esta carga, ya que pasan hasta 30 horas a la semana recogiendo leña. Esto no sólo acelera la deforestación, sino que también expone a las mujeres a esfuerzos físicos y riesgos para la salud. La inhalación de humo de las cocinas tradicionales es una de las principales causas de enfermedades respiratorias graves, y contribuye a 4 millones de muertes anuales en todo el mundo.
El tiempo dedicado a buscar combustible significa menos tiempo para la educación, el trabajo o la familia. A las mujeres y las niñas se les niegan oportunidades para liberarse de los roles tradicionales, atrapándolas en un ciclo de pobreza.
La adopción de soluciones limpias para cocinar, como los biodigestores, puede ayudar a sacar a las mujeres y a sus familias de la pobreza, contribuyendo directamente al ODS 1 (No a la pobreza). Las tecnologías limpias para cocinar ahorran tiempo, reducen los costos de combustible y permiten a las mujeres dedicarse a actividades económicamente más productivas.
Con un biodigestor Sistema.bio, los hogares no sólo generan biogás para cocinar, sino también biofertilizante orgánico. Esto aumenta la productividad agrícola y proporciona una fuente adicional de ingresos gracias a la mejora de los rendimientos. Las familias pueden reinvertir estos ahorros en educación y oportunidades empresariales, liberándose de las limitaciones de las prácticas tradicionales de cocina.
En África, las pequeñas agricultoras son las responsables de alimentar a sus familias y comunidades. La introducción de biodigestores mejora la seguridad alimentaria al producir biofertilizante como subproducto del proceso de energía limpia. Este biofertilizante enriquece el suelo, lo que se traduce en mejores cosechas y, en definitiva, más alimentos en la mesa.
Para las mujeres rurales africanas, este cambio tiene profundas implicaciones. No sólo reduce la carga de la preparación de las comidas, sino que también permite a las mujeres contribuir más eficazmente a la producción de alimentos en sus hogares, apoyando el ODS 2 (Hambre Cero).
La cocina limpia es algo más que salud y comodidad: es un catalizador de la igualdad de género. En muchas comunidades africanas, las mujeres son las principales recolectoras de combustible, una tarea que refuerza los roles tradicionales de género y limita su potencial. Con las soluciones de cocina limpia, estas mujeres ganan tiempo y libertad para seguir estudiando, generar ingresos y participar más activamente en sus comunidades.
Al reducir el trabajo diario asociado a la cocina, la energía limpia libera a las mujeres de una de las tareas domésticas que más tiempo consumen. Esto apoya directamente el ODS 5 (Igualdad de género), empoderando a las mujeres para que tomen decisiones que mejoren su bienestar y el de sus familias.
Hace poco conocí a Moraa, una pequeña agricultora que llevaba años recogiendo leña para cocinar para su familia. La cocina llena de humo le causaba problemas respiratorios tanto a ella como a sus hijos. Desde que instaló un biodigestor, la vida de Moraa se ha transformado por completo. Ya no sufre problemas de salud relacionados con el humo, y el tiempo que ahorra al no tener que recoger leña le ha permitido poner en marcha un pequeño negocio de venta de verduras cultivadas con el biofertilizante producido por su biodigestor. Su historia, como tantas otras en África, es un poderoso testimonio del impacto de la energía limpia en la transformación de vidas.
En este Día Internacional de la Mujer Rural, recordemos que los retos a los que se enfrentan las mujeres rurales africanas no están aislados: están profundamente conectados con los problemas globales de la pobreza, el hambre y la desigualdad de género. La cocina limpia es una pieza crucial del rompecabezas para abordar estos retos y construir un futuro más justo y equitativo.
El futuro de África es prometedor, y empieza por empoderar a las mujeres proporcionándoles las herramientas que necesitan para triunfar. La energía limpia es una de las más poderosas. Sigamos trabajando juntos por la salud de nuestras mujeres, la prosperidad de nuestras comunidades y la sostenibilidad de nuestro planeta.
Para más información, visite: IFC Clean Impact Bond.
Madrin Maina
Directora de Sistema.bio en África