Contrario a la creencia popular, los recursos del planeta no son infinitos—son alarmantemente finitos. Aunque aún falten años para agotarlos por completo, las señales de advertencia son innegables. El informe del Panel Internacional de Recursos de la ONU 2024 indica que el consumo de recursos naturales se ha triplicado en los últimos 50 años, creciendo a una tasa anual del 2.3%. Esto incluye biomasa, minerales no metálicos, metales y combustibles fósiles. El informe también proyecta un aumento del 60% en la demanda de recursos para 2060 en comparación con los niveles de 2020.
Esta sobredependencia exige una transición urgente de sistemas energéticos extractivos e insostenibles hacia soluciones renovables y regenerativas. Entre las diversas opciones de energía limpia, la bioenergía destaca como una alternativa versátil, escalable y accesible.
¿Qué es la bioenergía y por qué es importante?
La bioenergía es una fuente de energía renovable derivada de materiales orgánicos conocidos como biomasa. Esto incluye residuos agrícolas, estiércol animal, subproductos forestales y desechos alimentarios. Estos materiales se convierten en energía en diferentes formas: biogás, biocombustibles líquidos (etanol y biodiésel), o combustibles sólidos como los pellets de madera.
La bioenergía destaca por su versatilidad. Puede alimentar industrias, vehículos, e incluso suministrar electricidad y gas para cocinar en los hogares. Más allá de eso, aborda múltiples desafíos globales, desde la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero hasta la creación de economías circulares que convierten residuos en recursos valiosos.
El papel de la bioenergía en la transición energética
La bioenergía ha emergido como una de las principales fuentes renovables. Para 2030, se espera que impulse el 95% del crecimiento en combustibles renovables, cubriendo el 5.5% de la demanda energética en los sectores industrial, de la construcción y del transporte.
A diferencia de otras tecnologías emergentes, las soluciones modernas de bioenergía—como los biocombustibles líquidos y el biogás—son más asequibles y cuentan con respaldo normativo en más de 60 países. China, Brasil, Europa, India y Estados Unidos lideran este cambio, impulsado por políticas sólidas que aceleran la adopción de la bioenergía.
Descarbonización del transporte con biocombustibles líquidos
La producción mundial de biocombustibles alcanzó los 200 mil millones de litros en 2023, y se espera que la demanda aumente un 30% entre 2023 y 2028. Los biocombustibles líquidos, como el etanol (producido a partir de cultivos como la caña de azúcar y el maíz), se mezclan comúnmente con gasolina. Por su parte, el biodiésel se obtiene de aceites vegetales y grasas animales, y se utiliza como sustituto del diésel.
Además de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los biocombustibles contribuyen a mejorar la calidad del aire, optimizar la gestión de residuos y generar oportunidades económicas en zonas rurales.
Centrales de biomasa para generación de energía
Las centrales de biomasa generan electricidad a partir de la combustión de materiales orgánicos como pellets de madera, residuos de cultivos y subproductos forestales. Aunque funcionan de forma similar a las plantas de carbón, sus emisiones son significativamente menores. En 2024, había 4,971 centrales de biomasa operando en todo el mundo. Se prevé que este número aumente a 5,980 para 2033.
Más allá de la generación eléctrica, estas plantas mejoran la estabilidad de las redes eléctricas y reducen los residuos en vertederos al reutilizar materiales orgánicos, promoviendo así un modelo de economía circular.
Biodigestores modernos: una solución circular para los productores y el planeta
Los biodigestores modernos ofrecen beneficios particulares para los productores, brindando una forma rentable de producir energía y gestionar residuos animales. Ya sea una pequeña granja lechera o una operación comercial a gran escala, el biogás permite a los productores generar su propia energía limpia, reducir costos, disminuir las emisiones de metano y mejorar la fertilidad del suelo con fertilizante orgánico.
Para las granjas grandes y productivas, la energía es un factor clave que garantiza eficiencia y rentabilidad. Estas granjas requieren energía continua para sistemas de riego, refrigeración, ordeñadoras y otras operaciones esenciales. Sin embargo, los costos energéticos están en aumento. La electricidad de red es cara e inestable, con un precio de ₹8-9 por unidad, mientras que los generadores diésel cuestan entre ₹15-25 por kWh equivalente, lo que representa una carga financiera considerable.
El biogás representa una solución energética autosuficiente y sin costo para estas granjas de alta demanda energética. Un sistema de biogás bien diseñado puede suministrar energía constante durante todo el día, adaptándose al ritmo de las operaciones agrícolas—con picos por la mañana para el riego y el ordeño, bajando al mediodía, y aumentando de nuevo por la noche para iluminación y procesamiento. Con un Costo Nivelado de Energía (LCOE) de solo ₹4-₹7 por kWh, el biogás es mucho más económico que el diésel y la electricidad de red, lo que garantiza ahorros a largo plazo.
Más allá de la energía, el biogás respalda la agricultura circular al transformar residuos animales en energía limpia y fertilizante orgánico, reduciendo la dependencia de insumos sintéticos y mejorando la salud del suelo. Cada tonelada de residuos orgánicos procesados evita aproximadamente 2.5 toneladas de emisiones equivalentes de CO₂, lo que convierte al biogás en una solución climática clave para la agricultura regenerativa.
Escalando la revolución de la bioenergía
A medida que avanzamos con la agenda climática de 2030 y aumentamos la adopción de energías limpias, la bioenergía ofrece una combinación poco común de preparación y relevancia. Desde pequeñas granjas en India hasta sectores industriales en Europa, las soluciones bioenergéticas ya están generando beneficios climáticos, económicos y sociales medibles.
Para liberar todo el potencial de la bioenergía, necesitamos una mayor integración de políticas, más inversión y modelos inclusivos que prioricen a los productores y las comunidades. La bioenergía debe convertirse en un pilar central de las estrategias nacionales de energía limpia—no solo para reducir emisiones y gestionar residuos, sino también para apoyar la agricultura regenerativa, ampliar el acceso a la energía y promover el desarrollo rural.
Comprometámonos a escalar la bioenergía como una solución energética práctica, inclusiva y positiva para el clima.
Piyush Sohani
Chief Growth Officer