Si hemos aprendido algo durante las últimas semanas, es lo interconectados que estamos. Ya sea que nos demos cuenta de lo difícil que puede ser el distanciamiento social o que pensemos en todas las personas que no pueden dejar de trabajar, el coronavirus nos ha enseñado que nos necesitamos unos a otros. Y ahora más que nunca, necesitamos encontrar formas de ser solidarios entre nosotros y con las personas que arriesgan sus vidas para asegurarse de que el mundo siga.

La humanidad depende de la solidaridad y la conexión. Siempre lo ha hecho, y ahora es más claro que nunca. Es realmente sorprendente ver cómo nuestras vidas dependen de otras personas, ¡personas que ni siquiera conocemos! Dependemos de los trabajadores de saneamiento para mantener limpios nuestros espacios públicos. Dependemos de médicos y enfermeras para tratar nuestros males. Dependemos de agricultores y otros trabajadores de la industria alimentaria para mantenernos alimentados y fuertes. Y depende de nosotros asegurarnos de que todas aquellas personas, de cuyo arduo trabajo dependemos, tengan todo lo que necesitan para seguir haciendo su trabajo de una manera segura y digna.

Después de una década de trabajar en estrecha colaboración con pequeñas y pequeños productores, hemos aprendido mucho sobre lo que hacen, cómo lo hacen y, en cierta medida, lo que necesitan para hacerlo. Sabemos que alimentan al mundo, una comunidad a la vez. Sabemos que mantienen vivas las tradiciones agrícolas mientras adoptan nuevas tecnologías y prácticas. Sabemos que se despiertan al amanecer, que trabajan duro para mantener activas las cadenas de suministro y mantenernos alimentados. Siempre han sido héroes, y nos alegra que cada vez más personas se den cuenta de ello. Queremos centrarnos en este despertar global y convertirlo en una acción global. Queremos que más personas se concentren en los pequeños agricultores y encuentren formas de apoyarlos.

Como consumidores, podemos apoyarlos al repensar dónde compramos lo que necesitamos. Los pequeños agricultores y sus familias suelen vivir día a día, lo que significa que dependen de una economía local activa. Cuando los restaurantes y los mercados se ven obligados a cerrar, los agricultores pierden una gran parte de sus ingresos. Los consumidores podemos hacer algunas cosas para contribuir a su estabilidad económica.

Algunos de nosotros no tenemos la posibilidad de donar a organizaciones que trabajan directamente en la crisis. Pero podemos elegir comprar nuestros alimentos a productores locales. En lugar de hacer un pedido a una corporación internacional, llame a la tienda de su vecindario, mercado local o restaurante y pregunte si entregan a domicilio. Si conoce a algún agricultor local, acuda a ellos para comprar frutas y verduras. Si conoce a ninguno, ¡ahora es el momento de preguntar por ellos!

Están surgiendo muchas redes locales de agricultores a partir de esta crisis, y muchas cooperativas agrícolas están encontrando formas de entregar productos de manera segura a nuestras puertas. Productoras y productores de Xochimilco,* por ejemplo, se están reuniendo y vendiendo de manera colectiva para que sus productos no se desperdicien. Los agricultores dependen de una cadena activa de suministro de alimentos tanto como nosotros.

Otros productores están formulando maneras creativas de generar nuevos ingresos: Liliana, usuaria de Sistema.bio desde 2014, cría vacas, conejos y ovejas en su granja familiar. Liliana utiliza el biogás producido por su Sistema.bio 120 para operaciones de energía agrícola, incluido un pequeño motor de biogás. Antes de que COVID-19 llegara a México, vendía carne en el Corredor Chalco-Pirámides.** Sus ventas han disminuido considerablemente desde el inicio de la cuarentena, por lo que ella y su familia decidieron preparar alimentos con su cosecha y comenzar un servicio de entrega a domicilio. Esta nueva e improvisada aventura ha tenido un gran éxito hasta ahora.

La próxima vez que esté a punto de ordenar sus compras, ¿por qué no buscar una granja o cooperativa local? Pequeñas acciones como estas pueden tener un gran impacto en nuestras economías locales. No solo eso, sino que también pueden marcar la diferencia en la probabilidad de que pequeños productores superen o no la crisis. Lo más importante es recordar que, ahora más que nunca, lo que hacemos tiene un impacto en los demás.

 

* Xochimilco es uno de los nodos agriculturales más importantes de la Ciudad de México, con cientos de productores que dependen de sus ventas.

** Áreas rurales y periurbanas alrededor de la Ciudad de México.

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